Señora, hay diferencias de los besos de un hijo y un nieto a las lameduras de un perro en la cara.
Hay perros que, por la naturaleza del trabajo que realizan junto a sus dueños y cuidadores, son muy necesarios en nuestras vidas. Otros, en cambio, son de moda y capricho.
Una mañana, en un programa de televisión sobre mascotas, la señora a la que me refería era entrevistada, sentada en el sofá, junto a un perro de gran tamaño. Metía su cara en la boca del perro y decía al entrevistador "que prefería un perro a un hijo". Estamos de suerte con que su padre no tuviese su mismo modo de pensar, de haber sido así, su persona no estaría entre nosotros y tendríamos un perro más en nuestras calles. Ya es tiempo de que nos demos cuenta de quién es quién.
Hubo un tiempo en que los perros eran de casa y de patio, controlada su existencia por los ayuntamientos. En cambio, hoy los patios se han convertido en calles que tienen sus peluquerías para "perros de capricho", y donde no faltan sus tiendas de ajuar y alimentación,. Los dueños de esos establecimientos pagan religiosamente sus impuestos, como los de los establecimientos que venden nuestra alimentación.
Muchos dueños de "perros de moda y capricho" permiten que se orinen en nuestras calles, pudran el mobiliario urbano y dejen sus heces en la acera... y no pagan impuestos por ello.
Para considerarnos iguales en preferencias de perro a hijo le digo que ya mayores tienen capricho en otras cosas. Cuando las horas y los días les vayan pasando y el materialismo y el egoísmo les haya aburrido, pueden llegar a pensar como usted, que prefiere un perro a un hijo. Como los spots publicitarios de alimentos para mascotas, llenos de un egoísmo insultante, si pensamos en tantos niños a los que sus padres no tienen la alegría de darles el cariño de una cucharada llena de alimento.
Señora, sus preferencias, que yo respeto, deben de convertirse en obligaciones por el bienestar animal, para que este no sea abandonado. La tenencia de un "perro de moda y capricho" debería ir acompañada con el pago de un impuesto, para que el capricho se confirme como una realidad deseada. Todos, como sociedad, saldríamos ganando.
Pozo sin agua,
lleno de egoísmo humano.
Muchos perros con correa,
ningún niño de la mano.
Antonio Muñoz Calzado