Perros, gatos, conejos, tortugas, canarios, periquitos, hámsteres y cobayas, entre otros seres vivos, recibieron el año pasado el agua bendita a las puertas del templo lucentino.
Representantes de la totalidad de las hermandades lucentinas, tanto de Pasión como de Gloria completaron el breve recorrido existente entre San Mateo y el llenaste de San Agustín, engalanado con colgaduras, exhibiendo las insignias de sus corporaciones.