Las ramas genealógicas Gómez –arraigada en Lucena- y Pulín –de procedencia suiza- convergieron en Mari y María Luisa, quienes, de niñas, jóvenes y adultas, habitaron metros cuadrados anexos en la calle Mesón
Antonio Rafael García Oliveros "rescata y recupera" –términos empleados en el prólogo por Francisco López Salamanca- la memoria de su abuelo, "como afortunado depositario de la misma, y como tal, responsable de transmitirla a los demás"