Los primeros minutos de cada Jueves Santo tienen como protagonista de la Semana Santa de Lucena al Stmo. Cristo de la Salud y Misericordia, popularmente conocido como El Silencio, al sonido ronco de sus tambores enlutados y al toque de trompeta que introdujese Antonio Durnes en 1985. La luna llena, el olor a incienso y la tenue luz de centenares de hermanos de vela en la oscuridad de la noche se suman a la más castellana y austera de las procesiones lucentinas.

Este año, con los desfiles procesionales suspendidos como consecuencia de la pandemia de coronavirus, la hermosa talla del Crucificado procedente de la antigua Escuela de Cristo se tenía que quedarse en la soledad de su templo de San Mateo, pero los hermanos del Silencio no quisieron tampoco faltar a su cita y decidieron hacer penitencia desde sus balcones. Algunas de esas imágenes y emociones están contenidas en este vídeo, realizado con aportaciones enviadas por nuestros lectores.