José Torres, manijero de la Subida: "La Virgen de Araceli tiene algo especial que es precisamente la devoción que le profesamos"

03 de Junio de 2016
 José Torres, en la Casa-Museo de la Virgen. JESÚS RUIZ JIMÉNEZ
José Torres, en la Casa-Museo de la Virgen. JESÚS RUIZ JIMÉNEZ

Y, repitiendo el ciclo aracelitano, la Virgen retorna a su ermita el cinco de junio. A las siete de la mañana, media hora antes que de costumbre, empezará la Misa de Romeros, con la intervención del coro La Buena Gente. Una eucaristía de añoranzas próximas, últimas confidencias y emociones perennes. La Asociación de Fabricantes Andaluces de Refrigeración asume el honor de conducir una dulce despedida que se entroncará aún más con el alba dominical. El consejo de administración de una entidad instituida en 1987 y formada en un 50% por empresarios locales acordó adjudicar el encargo mayor a José Torres Tenllado, uno de los propietarios de Infrico. En el transcurso de su mandato al frente de AFAR, impulsó la elaboración de una misiva destinada al fin que actualmente se paladea.

-¿Cuándo surge y cuáles son los objetivos y funciones de la Asociación de Fabricantes Andaluces de Refrigeración?

Fue fundada el 23 de Noviembre de 1.987 en Sevilla por Manuel Ángel Cano Muñoz y declarada Asociación de Utilidad Pública por el Ministerio del Interior con fecha 14 de marzo de 2003. Somos una asociación que aglutina a todas las empresas de Andalucía, o gran parte de ellas, del frío comercial, refrigeración industrial y climatización. AFAR defiende los intereses comunes de todos los asociados, a nivel de representación ante las administraciones públicas, para las normativas y en todo lo relacionado con las sociedades. Está muy arraigada en Lucena porque yo creo que el 50% de los componentes somos de esta localidad. Lucena, en frío comercial, puede englobar el 70% de la producción de España e internacionalmente estamos muy bien posicionados, somos competencia y trabajamos codo a codo con alemanes, italianos, franceses, norteamericanos, japoneses y coreanos.

-¿Por qué se plantea este colectivo solicitar la santería de la Virgen de Araceli en su Subida?

Siendo yo presidente, hace unos diez años aproximadamente, propuse en un consejo de administración redactar la carta para solicitar la Subida al Santuario de María Santísima de Araceli. Los demás miembros lo aprobaron y ahora pues nos han concedido esta manijería. Como he comentado, la mayoría de los integrantes del órgano dirigente somos de Lucena y nos atraía subir a la Sierra a la Virgen de Araceli.

-¿De qué modo se ha relacionado AFAR con la cofradía de la Patrona de Lucena?

Desde AFAR, probablemente, el contacto lo hemos tenido los socios, que somos los dueños de las empresas. En estas compañías hay muchísimos santeros y gente muy enraizada con las tradiciones de Lucena. En definitiva, muchos santeros marianos. Por ejemplo, en lo concerniente a Infrico, hemos estado muy pegados a la Virgen de Araceli; mi hermano Juan fue manijero en su Día. Tanto él como yo hemos salido tres o cuatro veces en la Virgen de Araceli, y contando la Bajada y Subida, una o dos veces más, y siempre estamos muy vinculados a la Patrona.

-Una vez concedido el timbre a la entidad, ¿cómo se decide  el nombre del manijero?

La cofradía me llamó a mí a las once y cuarto de la noche. Yo acababa de terminar un viaje. Y aún así, llamé a mis hijos y entre nosotros los celebramos un poco. Al día siguiente, informé al consejo de administración de AFAR. En dos días nos reunimos y decidieron que el manijero fuera yo, algo que les agradeceré eternamente.

-¿Qué pautas y principios ha aplicado para conformar la cuadrilla?

He buscado el equilibrio dentro de las empresas de Lucena asociadas a AFAR, que creo que son las que realmente tienen afición. También recurrí a dos de Montilla, en las que hay trabajadores de Lucena, y al final se ha diseñado una cuadrilla muy homogénea, con una media de edad muy buena, solo dos o tres rompemos esa media y, por lo demás, todos tienen alrededor de treinta años. Son santeros contrastados en Lucena y la mayoría de ellos están viviendo un gran momento. Estoy contento, todos están en su sitio y da gusto estar en las juntas porque se comportan con una exquisitez enorme.

-¿Cómo recuerda en estas semanas la santería que mandó su hermano Juan, en el año 2006, de María Santísima de Araceli en su Día?

Pienso que nosotros hicimos una santería muy digna, disfrutamos una barbaridad y también tengo otra más reciente que es la santería de Bajada que mandó Antonio Moyano, hace ahora cuatro años, que también la saboreamos mucho con amigos y con una mezcla de veteranos y juventud, tanto en las juntas como en la propia santería.

"Ahora en la santería se busca una perfección que no se consigue y observas a las cuadrillas, con gente fuerte, llegando a las iglesias muy desgastados"

-¿Qué es la devoción aracelitana?

La Virgen de Araceli tiene algo especial que es precisamente es devoción que le profesamos. Es un sentimiento que, cuando te metes debajo, te produce una satisfacción enorme y te hace crecerte.

-¿Cómo definiría la relación que existe entre la Virgen de Araceli y Lucena?

Es inmensa. En Lucena, todo el mundo está muy impregnado de lo que significa la Virgen de Araceli. Es una vinculación similar a la que existe entre la Semana Santa y Jesús Nazareno. Todos los pasos son muy importantes, pero la Virgen de Araceli en su Día y Nuestro Padre el Viernes Santo son lo más grande en devoción y trasciende de lo que es exclusivamente la santería.

-¿Cómo se ha transformado la santería de que se estrenó hasta el momento actual?

Ha ganado mucho a todos los niveles. La puesta en escena que hay ahora de los tronos es espectacular. Los chavales van muy bien vestidos. No obstante, pienso que está muy robotizada. Los santeros, en algunos casos, no se mueven y resultan muy artificiales. La santería de la década de los ochenta era otra cosa, en el recorrido se podía improvisar, la gente iba más suelta y más relajada. Se busca una perfección que no se consigue y observas las cuadrillas, con gente fuerte, llegando a las iglesias muy desgastados. En cuanto a las juntas, en mi época preparábamos una mesa larga, con tres tableros y un mantel y unas sillas y nos cantábamos; un acto bonito y sencillo. Hoy, en algunos de los casos, me han dicho que vienen decoradores a preparar las juntas, algo que magnífico porque el escenario es espectacular, aunque, a su vez, se aumenta la rigidez y no se improvisa, factores que también afecta al cantar saetas de santería.

-¿Qué ideas se les deben infundir a los jóvenes?

Soy un defensor de la santería, hasta el punto de que conozco solo dos semanas santas, la de Lucena y la de Málaga, a la que he ido un año o dos. Soy incapaz de irme de Lucena y no ver a La Columna o Jesús. Soy santero, aficionado y semanasantero. La fiesta que más vivo y la más importante de Lucena es la Semana Santa. Veo que se está trabajando mucho por la santería. A los jóvenes les diría que tienen una prisa muy grande por hacerlo todo. Las cosas se deberían tomar con un poco de más tranquilidad, no esa presión de querer ser el mejor. Por otro lado, en cuanto a la relación entre la cofradía y la santería, pienso que está bien, pero no llevarla a los extremos, porque un cofrade no es santero ni un santero es cofrade. Para mí es un error querer integrarlo todo porque al santero se le asfixia en todos los aspectos. No obstante, ambos ámbitos deben convivir lo mejor posible.

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