El lucentino José de Bada y Navajas o la buena arquitectura

14 de Enero de 2021
Este 16 de enero se cumplirán 330 años de cuando nació el arquitecto José de Bada y Navajas. Fue en 1691 y en Lucena. De nuevo, una vez más, tenemos que mencionar a Francisco Hurtado Izquierdo, porque se formó con él e, incluso, coincidirían en Granada, donde Bada había fijado su residencia. Ya hablamos, hace dos años, en este mismo periódico, que él se encargaría de terminar la iglesia del Sagrario de esta ciudad, que había iniciado, precisamente, su paisano Hurtado, aunque no se limitó a seguir los planes de Hurtado, ya que hizo cambios notables en lo decorativo y, sobre todo, en la portada, con el fin de que tuviera más armonía con la catedral colindante y mantener un estilo propio por su rivalidad con su paisano.

Si Bada es considerado un maestro del arte barroco, se debe a la basílica de San Juan de Dios de Granada. Huelga decir lo que este templo significa para el Barroco andaluz y el altísimo valor artístico que posee. Bada fue el encargado del proyecto, hizo las trazas del edificio y dejó su sello personal con la portada y su lugar entre las torres. En esta obra también trabajarían, entre otros, Diego Sánchez Sarabia y Francisco José Guerrero. Llegados a este punto hemos de decir que el prior de la orden hospitalaria y quien tuvo la iniciativa de construir la iglesia y el hospital fue Fray Alonso de Jesús y Ortega, que había nacido en Lucena en 1696, hace 325 años, de quien hablaremos algo más el mes que viene.

Bada también fue uno de los responsables de llevar a cabo la conclusión de la catedral de Málaga en el siglo XVIII. En 1722 presentó un proyecto de fachada que fue revisado por Vicente Acero, Diego Antonio Díaz y, parece ser que también, por Hurtado Izquierdo. Al año siguiente, Bada, Acero y Díaz presentaron un proyecto que, más o menos, se realizó, aunque las propuestas de inspiración clásica del lucentino fueron sustituidas por otras barrocas. Sí realizaría las portadas laterales que recuerdan a la principal del Sagrario de Granada. Así, aunque él fuera el encargado principal de la obra, acudía poco a esta y confiaba en el maestro de obras Antonio Ramos, quien le sucederá como maestro mayor de la catedral en 1760.

No tendría fin este artículo si me detuviera en todas las obras en que intervino entre Granada y Málaga, e, incluso, como ya dijimos el mes pasado, la acertada atribución del hospital de San Juan de Dios e iglesia de San Juan Bautista de Lucena. José de Bada falleció en 1755, en plena actividad repartida entre las ciudades citadas. Su coetáneo Gaspar Cayón, arquitecto que dirigió las obras de la catedral de Guadix, dijo de él: «sujeto versado en las reglas que proceden de la buena arquitectura».

Cuando la situación nos permita visitar la catedral de Málaga o, al pasear por Granada, redescubrir San Juan de Dios, el camarín de la Virgen del Rosario (en el que intervino) o la iglesia del Sagrario, o, mucho más factible, acercarse al templo de San Juan de Dios de nuestra ciudad, al igual que con Francisco Hurtado Izquierdo y Leonardo Antonio de Castro, nos convencemos de que José de Bada bien merece algo más que una calle. Toda una generación de artistas barrocos nació en Lucena, y con su obra cambió la percepción del espacio, de la luz… del Arte, más allá de Andalucía.

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