Del amanecer de Hurtado Izquierdo

21 de Diciembre de 2010
«El tiempo corre y todo tras él. Cada día que amanece, amanecen cosas nuevas…» Dejó aquí la cita, extraída oportunamente del Guzmán de Alfarache (novela picaresca del Barroco), en su punto más esperanzador. El resto nos ofrece la clave del desengaño, digamos que es triste y el nacimiento de un diario debe darnos motivos de dicha en nuestra vida. Está bien distinguirla del quebranto, como en Gracias a la vida de Violeta Parra, y, por ello, aprovecho la oportunidad para felicitar a Lucena hoy por su puesta en marcha. Espero que la cercanía de fechas con el más conocido y celebrado nacimiento del mundo le dé buena suerte y un largo futuro.

Contradiciendo a los que proclaman que no hay nada nuevo bajo el sol y volviendo a la cita del inicio, cada amanecer sí que lo tiene y, quien lo espera siempre, cree en su futuro que hoy por hoy pasa por la juventud, por su formación y su inquietud. Para lo primero Lucena cuenta con un nuevo instituto desde este año (para lo segundo, existen conseguidas fórmulas culturales, como la del Botellódromo de las palabras), lo que amplía la oferta educativa de nuestra ciudad y uno de los motivos de la educación es que los jóvenes conozcan el pasado, el rico pasado de Lucena desde lo histórico a lo cultural. Hemos de hacer lo posible para que personajes (y personajillos televisivos) actuales no sean los únicos que reconozcan, y para que Leonardo Antonio de Castro, Antonio Mohedano o Francisco Hurtado Izquierdo formen parte de su vida, no solo para conocer la obra de estos paisanos de épocas pasadas, sino también para acercarse e identificarse a su pueblo mediante la cultura legada por artistas. Por ello, en la circunstancia de denominar al nuevo instituto, tenemos una buena ocasión para llevar a cabo dicha identificación y la oportunidad de recuperar a lucentinos de gran reconocimiento artístico como los ya citados, destacando a Hurtado Izquierdo, que ha tenido una mejor proyección fuera de Lucena y es responsable del estilo Barroco que hoy conocemos por el sur de Córdoba y, entre otras obras, del sagrario de la Cartuja de Granada (además, se le atribuye la sacristía), de la capilla del Cardenal Salazar en la Mezquita-Catedral de Córdoba, del camarín de los Condes Buenavista de Málaga y del sagrario del Monasterio de El Paular en Segovia. En nuestra localidad, según nuestro cronista don Francisco López Salamanca, podemos observar su trabajo en el retablo mayor del Santuario de Ntra. Sra. de Araceli y en las portadas y la cúpula elíptica de la iglesia de San Agustín (o San Martín, como en verdad se llama). Por lo tanto, estaríamos ante un instituto lucentino con el nombre de uno de los artistas más importantes del Arte barroco, que nació en Lucena; un buen modo de unir enseñanza con nuestra cultura más cercana. Aunque pocos centros han recurrido al nombre de un paisano para denominarlo, algunos de reciente creación, espero que esto dé origen a recordar con mayor ahínco a lucentinos célebres con otros medios y no solo con la tarea necesaria de las Jornadas de Historia, donde siempre amanecen cosas nuevas sobre lo que ya no lo es.
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