Merecidísimos todos estos honores para Fray Alonso de Jesús y Ortega, que nació en Lucena hace 325 años, el 14 de marzo de 1696; pues había puesto todo su esfuerzo para que los religiosos actuaran con el Estado con el fin de asistir a los soldados en las guerras y a los pueblos en las epidemias, con personas formadas de manera profesional; y había conseguido que se construyeran doce nuevos hospitales para su congregación hospitalaria, por la que pasaron en estos años más de 450 000 enfermos (solamente un 15 % falleció). El más importante de estos hospitales fue el de Granada, que también se celebró el 27 de septiembre de 1757 grandiosamente.
En cuanto a sus cargos, Fray Alonso de Jesús fue procurador de los hospitales de Lucena y Sanlúcar de Barrameda, prior de Priego, Sevilla y Granada, entre otros. En 1737 fue ministro titular del Santo Oficio de Córdoba y, posteriormente, de los de Madrid y Granada, y por el Exponi Nobis (1741-1757) de Benedicto XIV se le nombró superior general perpetuo. Entre sus disposiciones, cabe destacar la de enviar religiosos a las universidades para que hicieran carreras eclesiásticas y de Medicina y Cirugía.
Falleció el 22 de agosto de 1771. Entonces, según indica la Real Academia de Historia, la Congregación española contaba con decenas de hospitales y con mil trescientos religiosos distribuidos en nueve provincias. Le llamaron El Magno, y con motivo.
Los hospitales son precisamente los edificios que más necesitamos y la medicina es la ciencia en la que tenemos más esperanza; en 2021, 250 años después de su muerte, vale la pena recordarlo con los hechos de este insigne lucentino.