Antonio Nieto: "En Lucena es donde se paga más a los saeteros, pero debería haber más respeto"

04 de Marzo de 2014
 Antonio Nieto: "En Lucena es donde se paga más a los saeteros, pero debería haber más respeto"
Antonio Nieto: "En Lucena es donde se paga más a los saeteros, pero debería haber más respeto"

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Un cantaor autodidacta es el saetero predilecto de la Semana Santa de Lucena. Antonio Nieto (15-01-77) es un carpintero que descubrió tardíamente el don que aguardaba pacientemente en sus cuerdas vocales. Al finalizar la Cuaresma, le entona oraciones al Señor y a la Virgen en las que les transmite sus sentimientos y les ofrece consuelo. Acepta con benevolencia el complemento de dificultad que ha debido superar para asentarse en la cima del cante lucentino y reconoce su fervor único por Nuestro Padre Jesús Nazareno.
 
-¿Cuándo descubrió que poseía una habilidad singular para el cante?
A mí me ha llamado siempre la atención el cante. Cuando yo creía que podía cantar flamenco fue tarde porque yo tenía, aproximadamente, 18 años.
 
-¿Cómo se desarrolló su proceso de aprendizaje?
A través de una familia de guitarristas muy conocida en Lucena, los Carmonillas, yo conocí primero a Raúl, al hermano más chico de los tres. Empezamos a juntarnos algunos amigos de Lucena. Más tarde entablé relación con Román Carmona, y, simultáneamente, a preocuparme de escuchar cante y a presentarse a concursos, primero de flamenco y luego de saetas. A mí nadie me ha enseñado a cantar, simplemente he aprendido escuchando, soy totalmente autodidacta.
 
-¿La primera etapa de su vida artística la dedicó al flamenco?
Yo siempre he escuchado todo tipo de música. Lo que ocurre es que yo primero me fijé en el flamenco. Pronto me inscribí en concursos porque te proporcionan muchas tablas y porque son un acicate para estudiar más. Reconozco que soy algo perezoso para prepararme, pero conforme vas viendo que tienes posibilidades de ganar, te ilusionas; empecé a tener suerte, y eso me animaba a seguir.
 
-¿Qué es lo que interpretaba en sus primeros certámenes?
Cuando vas a un concurso de flamenco, debes cantar lo que exigen las bases. Hay varios grupos de cante y de cada grupo has de escoger un tipo. Normalmente, son tres o cuatro veces las que se han de intervenir y escoges lo que se te da mejor. Entre los cantes básicos, prefiero las seguiriyas; luego, de los de compás, optó por los caracoles, las alegrías y las bulerías; y entre los cantes de Levante, de malagueñas y granaínas, me decidía por uno u otro según el día.
 
-¿Cuál fue el primer concurso en el que se impuso?
El primero que gané fue en Frigiliana (Málaga) en el año 2008. Por otro lado, mi primera final la disfruté en Vélez Málaga y antes de vencer en Frigiliana accedí a varias finales también.
 
-¿Cuándo comienza su relación con la saeta?
A mí siempre me había gustado la saeta porque es un palo más del flamenco. Sin embargo, fue Joaquín Muñoz "El Mata" el que realmente me dijo que apostase por la saeta. Él me insistió en que yo tenía buen oído para ello. Para mí no es el cante más complicado. Es distinto a otros palos y todos los cantaores no suelen combinar la saeta y el flamenco. En mi caso, sigo con ambas vertientes y, en un principio, logré más éxitos con la saeta que con el flamenco, aunque más tarde igualé mi currículo.
 
-¿Cuándo pensó en especializarse en la saeta?
Al primer certamen que fui de saetas se desarrolló en Marchena en 1999 y, precisamente, me inscribió Joaquín Muñoz "El Mata". Me acuerdo que yo no tenía las letras muy estudiadas, pero fue una experiencia muy bonita. Me encantaría volver a escuchar aquella saeta que canté. En aquel momento me di cuenta de que si quería seguir por ese camino tenía que preocuparme y ponerme en serio. Por lo tanto, procuré escuchar mucho cante con regularidad puesto que es lo que te aporta seguridad. Yo puedo estar sin cantar dos semanas, pero si me las paso escuchando, te aseguro que aprendo el doble que si canto todos los días sin ninguna audición. Hay que oír a los cantaores antiguos que son los que tienen la base y luego ir ensayando y ejecutando.
 
-¿Quiénes han sido sus ídolos y sus referentes en el ámbito de la saeta?
Yo comencé cantando al estilo malagueño, en concreto saetas de Antonio de Canillas. Igualmente, también me guiaba por los que ahora son mis compañeros como, por ejemplo, Jehová Sierra, Kiki de Castilblanco, Rafael Ordoñez, etcétera. Para mí, ha Lucena siempre han venido los mejores saeteros del mundo porque hablar de Andalucía en este aspecto, es decir el mundo. Conforme te vas adentrando en sus particularidades, vas comprendiendo que has de insistir en el descubrimiento de los antiguos. Tras arrancar con la saeta malagueña, he ido metiendo matices de la sevillana, con apuntes de Antonio y Manuel de Mairena. Yo hago una mezcla entre la malagueña y la sevillana, entre otra cosas porque en Lucena la sevillana pura no gusta, aunque para mí es la de mas quilates.
 
-¿Qué opina de la trayectoria en los últimos años del Concurso Nacional de Saetas de Lucena?
Por desgracia, no podemos que se ha perdido totalmente, pero se están dando muestras de que sí. Yo fui segundo en el año 2008, la primera edición que organizó la Cofradía Franciscana de Pasión. El primer premio se lo adjudicaron a Manuela Cordero. Desde mi visión, fue de las mejores finales que se consiguieron. Aquello fue increíble y se congregaron más de 1.000 personas en Aguanevada. Es penoso que no haya seguido porque la hermandad se comprometió con el concurso. El primer año lo hicieron perfectamente, pero posteriormente, como había menos dinero, aparecieron los problemas. Debía haberse mantenido aunque reportara menos beneficios. Siempre que vamos los saeteros de Lucena fuera nos preguntan por el Concurso Nacional de Lucena. Es una pena que se gaste mucho dinero en otras cosas y no en esto. Los concursos de saetas y de fandangos de Lucena siempre han tenido prestigio en Andalucía y en España.
 
"En tu ciudad cuando cantas bien eres el mejor y cuando fallas, no te perdonan igual que a otro"
-¿De qué premio se siente más orgulloso?
Hay tres que superan al resto. Uno que me produjo una gran emoción y que no lo cambio por ninguno fue el Concurso Nacional de Fandangos de Lucena en el año 2008. Y el segundo, el Premio por Malagueñas en La Unión (Murcia) en el año 2011, cita en la que recibí muy buenas críticas. Finalmente, también el premio a la mejor ferreña en Lo Ferro.
 
-¿Qué momento piensa que supuso su eclosión definitiva?
El primer año que yo canté saetas en Lucena fue al Cristo de la Humildad en el año 2001. En aquella misma Semana Santa, un amigo común de José Torres, manijero de la Columna, y mío, Antonio Ortega, me dijo que si quería cantarle dos saetas al Cristo de la Columna y ni me lo pensé. Después de cantar tres saetas en aquella Semana Santa, al año siguiente ya me contrató José Pedro Moreno, santero del Señor, para que le cantara a Nuestro Padre Jesús Nazareno, del que en el año 2002 fue manijero Francisco Arjona. Cuando me vi dedicándole las saetas a Nuestro Padre, y en especial la de las 6 de la mañana, me di cuenta de la importancia de lo que estaba haciendo. Si podía responder a aquello, podía con todo. Fue una responsabilidad muy grande, pero también el escaparate máximo de Lucena. A partir de aquel Viernes Santo, no he dejado de cantar en la Semana Santa de Lucena.
 
-¿Qué es una saeta?
Es una oración al Señor y a la Virgen. Es una forma de transmitirle tus sentimientos y de intentar consolarlos.
 
-¿Se dedica exclusivamente a la saeta?
No, yo tengo mi trabajo, soy carpintero. Cuando llega el tiempo de Cuaresma y la Semana Santa, trato la saeta y el resto del año, estoy con el flamenco.
 
¿Con qué frecuencia ensaya?
Debería ensayar todos los días, pero, normalmente, lo hago dos o tres veces a la semana. La saeta se prepara más que el cante flamenco porque es un cante que no precisa de acompañamiento y se puede interpretar en cualquier sito y momento.
 
-¿Qué palo de la saeta prefiere?
Por seguiriya, las más normal, las más interpretada, y por carceleras.
 
-¿Le costó más trabajo situarse entre los saeteros más prestigiosos de nuestra Semana Santa por ser de Lucena?
No cabe duda de que para mí el coger el sitio en mi pueblo ha sido más difícil que para cualquier otro. No obstante, también puedo decir que me siento valorado en Lucena y todo el mundo no puede decir esto. En tu ciudad cuando cantas bien eres el mejor y cuando fallas, no te perdonan igual que a otro.
 
"El saetero es el que mejor percibe el murmullo y muchas veces hasta se te quitan las ganas de cantar"
-¿Las letras que canta son suyas?
Muchas son mías porque me gusta escribir. Ahora, tengo alrededor de setenta saetas redactadas por mí. De hecho, la mitad de saetas que canto en la calle son mías y el resto son populares, aunque siempre intento buscar letras que no están muy vistas.
 
-De todas las saetas que ha cantado en Semana Santa cuál recuerda con más cariño?
El pasado año, tanto la de la salida de la Columna, como la de las 06:00 de la mañana del Señor, fueron muy especiales.
 
-¿Qué imagen de Lucena le provoca más emoción?
Nuestro Padre Jesús Nazareno, sin duda. El Viernes Santo es el día clave de la Semana Santa de Lucena. Cuando veo al Señor, me causa un respeto que no me lo provoca ninguna otra imagen, sin desmerecer al resto, por supuesto. La Columna es una imagen que es impresionante, y en santería es un escándalo, pero por devoción, el Señor.
 
-¿Cuáles son sus próximos retos?
Quiero volver al Concurso de La Unión y a Lo Ferro, con el objetivo de ganar los primeros premios. Próximamente, a corto plazo, me gustaría grabar un disco flamenco, pero las circunstancias económicas no son las más propicias.
 
-¿Es cierto que Lucena es el único lugar donde se paga a los saeteros?
El único sitio, no. Donde mejor se paga, sí. En Sevilla, por ejemplo, alguna persona pudiente paga alguna vez a un cantaor para su balcón, pero es más raro. Aquí, en cambio, son contratos fijos por parte de los manijeros. En otras ciudades, como Osuna, a veces las que acuerdan pactos con los saeteros son las cofradías. En Lucena, últimamente y causado por las crisis económica, las cuadrillas recogen dinero entre ellos y contratan a un saetero. A mí me ha pasado esto. Por todo esto, a Lucena siguen viniendo los mejores.
 
-¿Está valorada en Lucena la figura del saetero?
Se valora algunos días. Otra diferencia de Lucena con respecto a otros pueblos, es que se cantan saetas todos los días de la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el Sábado Santo por la noche. Al haber tanta cantidad, en ciertos momentos no se respeta tanto la saeta. Exceptuando calles estrechas y vías pequeñas, porque ya no hay más remedio, no se escucha con atención. Yo voy fuera y abro la boca para cantar y no se escucha una mosca, y esto en Lucena no pasa. Nuestro Padre Jesús es una imagen que más se venera en nuestra ciudad y es aparte, pero las saetas a la Columna, en algunos sitios se escucha y en otros no. El saetero es el que mejor percibe el murmullo y muchas veces hasta se te quitan las ganas de cantar al escuchar conversaciones perfectamente de gente que está cerca. Así que debes concentrarte en la saeta y en la Imagen.
 
-¿Qué cambiaría de la Semana Santa de Lucena?
La Semana Santa de Lucena es la más difícil de cambiar de todas porque es peculiar para lo bueno y para lo malo. Es única. Sí es cierto, que en el aspecto de la saeta, me gustaría que se respetara más y se escuchara más algunos días. Me parece vergonzoso que un saetero esté en un balcón y la Banda de Música esté a diez metros y empiecen a tocar, me parece una falta de respeto total. En cuanto a la gente, si no se quieren parar a cantar una saeta que no la escuchen, pero que dejen escucharla a los demás. El mejor día para cantar es el Sábado Santo porque la Virgen de la Soledad es el único paso en la calle.
MANUEL GONZÁLEZ

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